2 de diciembre de 2013

Paternidad - precuela

Hace dos semanas comenzamos, junto a quien será tu madre, el camino para que llegues, para conocerte, para vivir en torno a ti, para amarte y cuidarte y -sobre todo- para que vengas a iniciar lo que nosotros mantenemos cono mucho amor como un proyecto desde que nos conocemos con tu mama, que es consolidarnos como familia contigo, querido hijo, querida hija.

Desde que nos conocemos con tu mama nos enamoramos de la idea de que, si ibamos a tener un hijo, iba a ser "plomito" o "plomita", ya que ella es de piel blanca y rosada y yo, moreno. Es mas, a ratos pensamos que puede que lleguen dalmatas tambien, o manchados, por lo distintos que son los colores de piel de tu mama y mio; sin embargo, desde que nos dimos cuenta de que seriamos el uno para el otro y que pasariamos toda la vida juntos, ustedes estuvieron ahi, como un anhelo, como una esperanza, como una forma de consolidarnos como mujer y como hombre; pero no me corresponde hablar por mama, ella estará ahi para contarles, en su oportunidad, esta aventura que ha significado iniciar el camino hacia ustedes, queridos hijos.

Lamentablemente, el camino que debemos recorrer para encontrarnos con ustedes ha iniciado con algunas complicaciones, algunas amenazas de enfermedades bastante dificiles de enfrentar; pero ya lo iniciamos, con amargura porque hay partes de mi cuerpo que no funcionan como merece mamá que funcionen, pues de esa manera ella podria concebirlos como llega la mayoria de los niños al mundo, pero con todas las ganas para que vengan, porque es eso lo que mas anhelo en la vida, ya sea por la naturaleza o por la ley de los hombres... los necesitamos en nuestras vidas, queridos plomitos.

Los amo. Sin conocerlos, sin saber como seran, sin existir aun mas que en las expectativas que tenemos como padres con su mama, los amo. Son lo que va a darle plenitud a mi vida y son lo que necesito para ser completamente feliz.