Hace tantos años que estabas apagandote (o buscando apagarte sin buenos resultados) que no se si de verdad estabas encendida aun, pues trato de mantener vivos mis recuerdos alegres contigo, esos de aquella infancia aventurera, llena de intrépidos desafíos a bordo de un lujoso cacharro donde apenas cabíamos todos quienes participábamos de esos concursos, los que crecimos con esos viajes, con esos descubrimientos... Los tengo tan atesorados en mi corazón aquellos momentos que, al mirarte ahora ultimo, hasta he pensado que eras otra persona, o que a lo mejor lo soñé...
Pero no. No lo soñé. Eras tu.
Tantas veces te despediste de mi, de nosotros, de todos, que cuando llegaba a tu casa no sabia si saludarte o despedirte derechamente, nuestro Naranjito - y digo "Nuestro" porque no era solo tuyo- 13 años antes olvido quien era por desprecio a si mismo, a nosotros, para quienes era nuestro Superheroe, y se embarco en una carrera que, creo, no termino aquel 19 de Abril en el hospital. No señor. Termino hoy.
Es tan raro todo, porque miro tu vida y siento que te debo una disculpa: por haberme corrido, por haberlos sacado de mi vida, por haberlos apartado como quien bota un perrito a un basural, sobre todo por habernos distanciado culposamente (a veces consciente) ya que no tenían lo que antes me ofrecían. Ergo, me debes una disculpa tu también por tus errores, por haberme dejado solo, por no permitirme seguir creciendo contigo como parte de mi núcleo siento que te echare de menos... a ratos no... es todo tan confuso.
La vida es mezquina, la interpele cuando nos toco despedir al Seba, otro amigo que decidió que lo mejor era detener el tiempo, irse, parar, morir. Insípida se nos va de las manos como el agua... no entiendo por que no decidiste mejorarte, porque tu disco duro no tenia modo de autorrecuperacion, porque bajaste los brazos, porque no quisiste mas, si solo uno se había ido, seguíamos todos a tu alrededor... ahora que tengo que sentir?
No sigo porque, de verdad, no se que decirte. Solo quiero que sepas que me aburrías cada vez que te despedías por eso siempre terminaba haciéndote reír, que te voy a extrañar, que no te entiendo, cuando normalmente lo hacia, que esta vez no te entendí pero que no te voy a matar, pues ya lo hiciste tu. No lograste tu acometido, no te dejare morir, me acompañaras hasta cuando yo me muera, y no porque quiera, sino porque me toca morirme nomas.
Mas aun: te sentí, te sentimos... no entiendo nada.
Por lo menos descansa en paz. Ojala que descanses en paz. Saluda al Naranjo de parte de nosotros
Eva Ingrid Woldarsky Arce.
1962-2013
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