5 de diciembre de 2011

Intangible Vida mezquina, caprichosa veleta natural

Decidiste que tu vida debia terminar, de una forma en la que a todos nos dejo tantas interrogantes sobre ¿"Que paso?" ¿"Que faltó?" ¿"Dónde fallamos?", ¿"En qué no estuvimos para ti?", que ahora no sabemos como despedirte, pues ni siquiera eso alcanzamos a hacer... el ímpetu te sobrevino, te apagó la alegria de los días, los carretes de las noches, te durmió en aquel sueño que todos tememos que llegue antes de lo que realmente debiera llegar... No alcanzamos a hablar sobre decirte cuánto es lo que apreciamos tu compañia, Seba, cuan necesaria ha sido desde que estas en nuestros días.

Vida Mezquina, traicionera, que como intangible llegas y como insipida te nos vas de las manos, ¿Por qué esta vez no le permitiste a nuestro amigo, contertulio en cuantos carretes, que por un instante siquiera mirara su inconsciente y se diera cuenta que, lo que fuera que le atormentara era algo con lo que puede lidiar, asi como cualquiera de nosotros? ¿Porqué, si pudiste acompañarnos en tantas pilsen, con tantas "mongopapas" en el bar de los Chinos, en mi matrimonio, cuando mas necesitó de tu prescencia indudable lo dejaste solo y te fuiste sin siquiera permitirle aconsejarse a si mismo, como lo hizo tantas veces con tantos de sus amigos? Con que derecho le arrancas de las manos un hijo a sus padres, un hermano a su hermana, un tio a su sobrina? Quién te crees???

Eres tan humana como nosotros, Vida mezquina: tan traicionera con quienes necesitan aferrarse a ti cuando las tribulaciones los agobian que no me provocas -en momentos como estos- mas que un culpable desprecio, pues yo todavia te necesito. Creeme que de no ser asi desahuciaria tu necesaria participacion en el todo, especialmente por la ineficiencia con la que gestionas los reclamos de quienes interpelamos sobre las personas a las que nos aferramos y que, sin mas ni mas, nos dejan con algo roto en el pecho, algo que no vuelve a cicatrizar... Nos rompiste, Vida.

Sin perjuicio de lo anterior, ésta mariconada de la vida no obsta de la rabia que me provoca tu ceguera conociendo tu inteligencia, Seba, amigo. Rabia que me llena el corazón de iracundia y dolor por ya no volver a abrir una pilsen contigo -por ultimo- para decirte "weon! la estas cagando!"; rabia porque harás mucha falta en quien -a mí- me haría mucha falta, rabia porque la intangible es injusta y tincada, y esto sólo es una muestra de ello, pues si te hubiese dado el segundo aquel -que estoy seguro hubieses aprovechado para arrepentirte de la macabra idea y mostrarnos que de verdad no era cobardia- estoy seguro de que solo lamentaríamos un tropiezo en tu vida, y no verte yacer en un lecho como el que te cobijará desde ahora.

Me despido de ti, Seba, amigo, diciendote que no te voy a olvidar, pues eres amigo, nunca fuiste, siempre eres y serás, pues no te mataré, te mantendré vivo, así como a tu alegría y a tus ganas de pasarlo bien, de compartir, de tocar la guitarra, de hacer locuras, de jugar con tu sobrina y tu sobrino, de ser amigo, aperrado, de hacer amigos a los amigos de tus amigos... en fin. Por ser el Seba que yo conoci, del que sere siempre su amigo, al que siempre tendre en mi recuerdo.


Buen viaje amigo. Ojalá encuentres la paz.


Sebastian Robredo.
1980 - 2011

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